Wednesday, April 11, 2007

Un poco de historia -- El Chocó

¡Hooola de nuevo!

Ahorita recibí a través de mis amig@s colombian@s un artículo interesantísimo que tengo que compartir contigo, con Ustedes. Pereira es una de las ciudades que visité hace un par de años. Desgraciadamente no tenía tiempo ni oportunidad de pasar mas de unas pocas horas en lo que me parecía una ciudad interesantísima.

Les agradezco al autor y al periódico su generoso permiso de reproducir este artículo.

Me interesa, como siempre, recibir tus/sus comentarios. ¡Hasta pronto!


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CHOCÓ: ¿EL PASADO O EL FUTURO?

Aurelio Suárez Montoya, [Periodista colombiano; columnista del Diario] La Tarde, Pereira, abril 10 de 2007

En 1727 había ya 3.500 esclavos negros en las minas del Chocó, durante el segundo ciclo de oro de la Colonia. La minería esclavista de Chocó y Pacífico representaba al final de ese periodo el 60% de la producción de oro, género motivo de la dominación de España. Con la Independencia, la actividad se redujo a formas artesanales hasta que, como se lee en el texto “Chocó Diversidad Cultural y Medio Ambiente”, “después de varias disputas legales… se formó la compañía South American Gold and Platinum Company, como compañía holding...

En 1916 hizo su aparición la Chocó Pacífico. Más tarde la International Mining Corporation controló la Compañía Chocó Pacífico S.A., la Compañía Minera de Nariño S.A., la Frontino Gold Mines Ltd. y la Consolidated Gold Dredging Ltd. Entre 1948 y 1972, la Chocó Pacífico extrajo metales por valor superior a 196 millones de dólares. Durante 1964, una sola draga remitió a New York 90.000 onzas de platino, mientras las regalías para los municipios…, escasamente sobrepasaron los ciento cuarenta mil pesos…Se dice que la Compañía con la explotación de los recursos naturales del Chocó aportó la construcción del Yankee Stadium a Nueva York”. En 1974, Mineros Colombianos S.A., en negociación dudosa, adquirió la Chocó Pacífico, creando Mineros del Chocó S.A. que entró en crisis y, en 1986, el gobierno constituyó Metales Preciosos del Chocó S.A. y liquidó la anterior; estafando a obreros y pensionados, entregándoles acciones. “La historia de la Chocó Pacífico es la historia de la debilidad nacional en las negociaciones con empresas extractivas y de la explotación sin beneficios para el desarrollo regional”.

En 1990 llegó el neoliberalismo con “bienvenidos al futuro”, “descentralización” y ley 100, entre otras. La situación del Chocó empeoró. La población con necesidades básicas insatisfechas (NBI) en 1985 era del 74,2% en las cabeceras municipales y en el resto de zonas del 86%, para un resultado total de 82,8% (Censo 1985). Para el Censo 2005, Chocó es el lugar con el índice NBI más alto del país, con 75,5%; siete de cada 10 chocoanos residen en viviendas inadecuadas, y en los cascos urbanos el NBI fue del 81%. El acueducto de Quibdó, construido en 1942, sólo cubre al 26% de la población de la capital, los hospitales carecen de mínimos servicios, los roedores pasan por encima de los enfermos, y el 90% carece de alcantarillado que es reemplazado por las patillas de las canoas donde defeca la mayoría de la población que usa sus manos para la limpieza y la arena en lugar de jabón. Lo más insólito es que el registro de las mayores inversiones allí para 2005 fue el de empresas de salud por más de 1.000 millones de pesos. El resultado era previsible, los mecanismos de “transferencias por habitante” o “eficiencia”, golpean a las regiones más vulnerables y las llevan a estados de postración como el del Chocó. Vendrán otros casos más y peores, de esto es que se están muriendo centenares de personas, la mayoría niños, en el Chocó, de mucho más que “de diarrea”, como trató de minimizarlo el ministro, Diego Palacio, “con el indolente teflón de la inmediatez, al enviar a la región el avión-hospital de la Fuerza Aérea, como si el problema de la salud en Colombia no fuera estructural”. Ante esto, se retuerce en su tumba Héctor Abad, cuyo “comunismo” no fue otro que la lucha por la salud pública, que parte del entorno socio-económico y político de los seres humanos, y por la cual lo mataron (véase “El olvido que seremos”).

La agricultura chocoana no brinda los alimentos a sus pobladores. Los principales renglones son plátano, yuca, madera, de la cual una multinacional extrae más de 250.000 metros cúbicos al año de maderas preciosas, y de palma de aceite, uno de los principales productores nacionales. El Chocó es campo experimental del proyecto de agricultura tropical-colonial-extractiva, que proponen el uribismo y el TLC, coincide con su Visión 2019. En el colmo del descaro, el ministro Arias corre a posar llevando alimentos, donados por altruistas, que él no ha promovido.

A esta historia de iniquidad se le quiere tapar con el “manto de la corrupción”; que existe en cabeza de los socios uribistas de Cambio Radical y el Partido de la U; ¿Para develar esto se instituyó una gerencia especial? Amanecerá y veremos… El Chocó es espejo para el futuro, modelo de las economías regionales en el marco del TLC; no es infortunada excepción, es regla. Su infausto destino sólo cambiará con masiva Resistencia Civil así como se alcanzó la conexión de energía eléctrica con Risaralda, uno de sus pocos logros de los últimos veinte años.

[http://www.latarde.com]
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